EL INGREDIENTE SECRETO
SE LLAMA CANTÁBRICO

Nuestra receta no es más (ni menos) que un mimado proceso de elaboración. Y no comienza en nuestra fábrica, sino un poco más lejos: a unos kilómetros, en el mar Cantábrico, el mar bravo y frío donde viven las especies que preferimos para nuestras conservas. Con su riqueza y su oleaje, es la mejor pista de entrenamiento para que nuestro pescado tenga sabor y textura inigualables.

Viejo conocido de las flotas pesqueras locales en las que los arrantzales –marineros vascos– trabajan siguiendo artes de pesca tradicionales respetuosas con nuestro ecosistema. Y es al borde de este mar, en las lonjas, donde seleccionamos sólo las mejores piezas recién pescadas para nuestras conservas.

Otro ingrediente esencial es nuestra fábrica. Ubicada a pocos kilómetros de los puertos de Ondarroa, Lekeitio y Getaria, recibe cada madrugada materia prima bien fresca.

Allí esperan las manos de trabajadores expertos, que pieza a pieza limpian, separan, cuecen y envasan las mejores partes, siguiendo un proceso artesanal idéntico al que ya se utilizaba siglos atrás. Una técnica antigua, que no anticuada: nuestras instalaciones están equipadas con todo lo necesario para cumplir a rajatabla con los controles de calidad más estrictos.